
SUCRE, 6 DE AGOSTO
Por: Iván Crespi B. y Marcela Isaza G.
Por: Iván Crespi B. y Marcela Isaza G.
Si se piensa en actos por la reforma de una Constitución Nacional, imaginamos hombres con trajes impecables dentro lujosos edificios. Pero en Sucre no fueron los mortales de siempre los protagonistas de este hito en la historia de Bolivia. Esta vez, los actores centrales fueron hombres y mujeres con sandalias raídas por el largo camino a pie, con la misma ropa que utilizan para trabajar la tierra y con hojas de coca en su boca. El lugar que acaparó toda la atención fue la misma Plaza de Armas sucrense.
En el día de hoy las actividades comenzaron desde bien temprano con bombas, dianas y el tradicional Tedeum.
Los actos comenzaron a media mañana, frente a la plaza principal de esta histórica ciudad que ostentó cuatro nombres -La Plata, Charcas, Chuquisaca y la actual Sucre, en homenaje al Mariscal de Ayacucho- y actual sede de una de las Universidades más prestigiosas de Suramérica.
La apertura fue presidida por la presidenta de la AsambleaConstituyente, Silvia Lazarte, líder sindical de Santa Cruz. Frente a ella, juramentaron los 255 asambleístas, estableciendo la asamblea considerada como la más integradora en la historia del país. Muchos juraron con el puño izquierdo en alto y otros tantos elevando la wipala (bandera indígena).
Como nunca antes, la presencia de mujeres fue muy notoria, como también lo fue la proliferación de apellidos como Mamani, Quispe o Choque, junto con los que hasta hace poco tiempo gobernaban y sometían al país. Todos ellos, desde hoy, tienen un año para redactar la nueva Constitución, que luego el Presidente debe someter a Referéndum. Posteriormente, el Vicepresidente Álvaro García Linera se dirigió al público, quien centró su claro discurso en cuatro ejes: Bolivia nación incluyente, pluriétnica y multicultural; Comunitarismo en vez de competencia internacional; Recuperación del control comunitario y estatal de las riquezas naturales; Acabar con el centralismo colonial, teniendo en cuenta la autonomía y la autodeterminación departamental pero dentro de un lugar común: Bolivia. Continuó el presidente Evo Morales Ayma, con un encendido discurso, historizando el arduo proceso por el que han tenido que atravesar los pueblos originarios y los movimientos sociales para lograr llegar a lo que hoy sucedió: la instalación de una Asamblea Constituyente para la refundación de Bolivia.
Para cerrar el acto, habló la presidenta de la Asamblea, quien se refirió a su intensa vida de lucha sindical y a las dificultades que tuvo que sortear por ser mujer, dirigente e indígena.
Luego desfilaron orgullosamente las 36 nacionalidades indígenas de todas las regiones del país -amazonía, altiplano, trópico, oriente y los valles-.
El 6 de agosto de 1825, en Sucre, Bolivia declaraba su independencia. Pero en su nacimiento, la República no reconocía a sus habitantes originarios, que en ese momento eran el 93% de su población. Tuvieron que pasar 181 años de resistencia para que finalmente los excluidos de siempre lograran establecer en el debate gubernamental, los mandatos consensuados desde las bases tomando como bandera la descolonización, el reconocimiento y la inclusión social.
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