Por: Iván Crespi Bolatti
Dos niños patean una pelota deshilachada sin pestañear entre polvaredas permanentes. No hay nadie más para invitar a jugar.
Chimboata hoy es poblada por sólo 10 familias. En pocos años se ha desangrado. Decenas de personas se han ido a la ciudad más cercana (Cochabamba), y de ahí al país más cercano (Argentina), para buscar trabajo y otra vida para los suyos.
Hoy el viento es el habitante principal del pueblo, y el que parece que nunca se irá. Aquí, las épocas de lluvias se acortan cada vez más. Aquí, el riego no llega, como ha humedecido a otras tierras.
Por las tardes, los tres más viejos se sientan en un rincón de la plaza desolada a esperar que por fin termine el día, repitiendo otra vez más las mismas historias. Sus hijos están en Europa o en Estados Unidos, lo que para ellos es igual. Una vez cada tanto, reciben algo de dinero y contadas fotos que se encargan de atesorar como lo más preciado. En quechua expresan sus recuerdos y con los ojos, su soledad.
La iglesia está desde hace tiempos sin cura y sin virgen. Y en su candado del portal ya se divisan espesas telarañas. Hasta Dios se ha ido de aquí. Chimboata está agonizando y a nadie le importa.
ivan
Chimboata hoy es poblada por sólo 10 familias. En pocos años se ha desangrado. Decenas de personas se han ido a la ciudad más cercana (Cochabamba), y de ahí al país más cercano (Argentina), para buscar trabajo y otra vida para los suyos.
Hoy el viento es el habitante principal del pueblo, y el que parece que nunca se irá. Aquí, las épocas de lluvias se acortan cada vez más. Aquí, el riego no llega, como ha humedecido a otras tierras.
Por las tardes, los tres más viejos se sientan en un rincón de la plaza desolada a esperar que por fin termine el día, repitiendo otra vez más las mismas historias. Sus hijos están en Europa o en Estados Unidos, lo que para ellos es igual. Una vez cada tanto, reciben algo de dinero y contadas fotos que se encargan de atesorar como lo más preciado. En quechua expresan sus recuerdos y con los ojos, su soledad.
La iglesia está desde hace tiempos sin cura y sin virgen. Y en su candado del portal ya se divisan espesas telarañas. Hasta Dios se ha ido de aquí. Chimboata está agonizando y a nadie le importa.
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