sábado, 24 de febrero de 2007

AÑO NUEVO AYMARA


Solsticio de Invierno el 21 de junio
Por: Ivan Crespi Bolatti

Por la tarde del lunes 20, concentramos en adyacenciasdel Cementerio paceño, testigo incansable de la ajetreada vida de mercado, de las cholas que alamanecer vienen desde las alturas trayendo verduras frescas para ganarse el día.

En una esquina como todas, parten los buses paraTiawanacu. Cumplir con el insistente regateo, comprar 7 panes por 2 pesos bolivianos y subirnos rumbo a nuestro destino, es comenzar a empaparnos con los ritos tácitamente establecidos. Así, caracoleando para salir del gran hoyo, nos vamos despidiendo de la capital más alta de todas.

Al asomarnos al altiplano, ya nos encontramos en ElAlto, ciudad que a simple vista resalta por su desorden y descuido, pero que es más conocida por su combatividad y resistencia. Desde aquí se han hecho populares los bloqueos de rutas, y también desde aquí se derrocan presidentes corruptos. El agua, el gas, la tierra y el derecho a acceder a ellos, son exigidos por millares de trenzas de mujer y sandalias de hombre.

Al llegar al pueblo de Tiawanacu, ya los caldos están humeantes y las artesanías resplandecientes. Al caer el sol, es necesario aprovisionarse con todo el abrigo disponible, pues se empieza a sentir lo que será la noche más larga y fría del año. En la plaza lentamente se empiezan a aglutinar personas que llegan desde diferentes lugares del pueblo, del país y del mundo. La comida picante, el trago espirituoso y las hojas de coca, aportan calidez y bienestar a los cuerpos. El escenario montado frente a la municipalidad comienza a recibir grupos musicales que tocarán hasta la madrugada. Bailamos ininterrumpidamente ya absorbiendo la magia que la música andina irradia, hasta las 3 dela mañana, siempre bajo los wipalas en alto. Desde este instante, se anuncian momentos de reflexión, de silencios de palabras y de bullicios de sentires.


La plaza ya está colmada y se comparten fogatas, vasos y charlas. Kh’antus, moseñadas, sikuris, tarkeadas suenan en las casas, entremezcladas con algunas cumbias callejeras. A eso de las 5, empezamos a caminar hacia el sitio sagrado: las ruinas preincaicas de Tiawanacu. Ya desde rato, hay gente esperando bajo frazadas para entrar al predio. Al ingresar, nos regalan una bolsa con hojas de coca con la inscripción: “Con la defensa de la Coca, somos Gobierno!” y nos dirigimos al lugar ceremonial que se ubica entre la Puerta del Sol y el Monolito Ponce.

Cuando empieza a clarear, desde donde en poco asomará el Tata Inti, brota un helicóptero que desciende en las cercanías. De allí surge Evo Morales Ayma, presidenteindígena en un país mayoritariamente indígena, lo que representa una rareza en nuestra paradójica Latinoamérica. Él y varios chamanes inician el ritual sagrado, elevando rezos y depositando ofrendas a la Pachamama. Cuando asoma entre las montañas el primer rayo del Sol, todos los presentes elevamos las manos, entregando nuestras palmas a su perenne tibieza, momento en el cual cada uno renueva compromisos con la Naturaleza y con los suyos y, a la vez, pide por la realización de sus sueños. Así recibimos el Año Aymara 5514, cuando la Naturaleza lo establece.

La noche más larga ha finalizado. El Sol ha renacidouna vez más para dar vida a las gentes, a los animales y a los cultivos. La ceremonia culmina, pero la fiesta sigue. Durante todo el día 21, aún trasnochados, vecinos de diferentes comunidades tocarán sus instrumentos, bailarán y beberán alrededor de la plaza, con una entereza envidiable.

La mayoría de los visitantes han regresado a La Paz y los locales retoman sus tareas ancestralmente cotidianas. Otro Solsticio de Invierno ha renovado las energías y los caminos. El Dios Sol renace nuevamente, renaciendo junto a él la dignidad y la resistencia del os pueblos de Nuestra América.

No hay comentarios: