
Por: Iván Crespi B.
Desde el Barrio Villa Fatima de La Paz, buscamos el bus más pequeño, para atravesar la ruta más peligrosadel continente... Se apalabra al chofer indagando el tiempo que viene realizando el mismo trayecto y se da un vistazo desalentador a los neumaticos gastados...Solo resta articular algún rezo, ya que estos son los momentos en que uno desearia ser creyente...
Los primeros tramos son apacibles, llegando a una altura de 4600 metros, rodeados de paredones con nieves eternas y de cascadas congeladas... Por allí también se divisan casas, y lo que parece inhóspito para otros es un lugar óptimo para la vida...
De un momento a otro, nos encontramos haciendo equilibrio en el mentado camino de cornisa... Ahorita sólo resta tomar de la mano a quien esté al lado e intentar disfrutar del impresionante paisaje. A medida que empezamos a bajar, la temperatura comienza a subir; y los espartillos espinosos dan paso a los helechos exhuberantes...
A lo largo del camino y en las curvas más pronunciadas, aparecen personas con carteles verdes y rojos, como enviados de los Apus (Dioses de las Montañas), son los semaforos humanos que previenen los encontronazos entre los carros. Luego de un par de horas, ya bajamos 3000 metros , y arribamos a Coroico, en los Yungas Bolivianos...
Tierra donde se cultiva la mejor coca, y donde hace unos meses (por el cambio de gobierno) han concluido los operativos militares para erradicar esta planta ancestral y sagrada...
En Coroico viven cholos de raza negra... Sus antepasados fueron traídos como esclavos para trabajar en las minas del Potosí. Pero ante el frio extremo y desconocido, no rendían lo esperado, por lo que los llevaron a los Yungas para laborar en los cultivos de tierra caliente... y alli siguen...
Y asi se pasa por Coroico, hermoso indicio de la prometedora selva boliviana.
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